Ma​ñ​ana nadie se acuerda

by Lucho Guedes

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1.
Julito vive en Villa Hidalgo adonde sólo entran los paraguayos, del otro lado de la zanja donde todo se arregla a cuchillazos, y toca la guitarra aunque de chico ya está medio sordo de tanto que el viejo lo cagó a tortazos. El 127 a Suárez, el tren a San Martín, el 670, y se baja en la ruta 8 o a caminar si no le dan las cuentas. Después las horas boludeando y aguantando de ir al baño porque enseguida otro en su lugar se sienta. Entre consulta, estudio y entrevista y mil chamuyeros especialistas, llenó planillas, hizo audiometrías y escuchó diez mil diagnósticos con sus teorías y se le fue un año y medio haciendo el mismo inútil recorrido tras de su aparato pa'l oído. Hay cien personas en lista de espera antes que él pero Julito no se desespera. "Con esto vas a desarrollo y haces un certificado 'e pobreza, después a salud con la orden y en juventud preguntas por Teresa". De la municipalidad anduvo todos los pasillos hasta perder la alegría y la tristeza. Hoy ya se cumple un año y medio desde que escucha calladito y serio: "Ya no depende de nosotros si no de lo que diga el ministerio", "Yo soy un empleado, no puedo hacer más, los fondos del estado para mi también son un misterio". Y mientras tanto Julito vivía a porro, birra y albañilería y de que estaba sordo se olvidaba pero cuando agarraba la viola se acordaba. "No es nuestra responsabilidad, la medicina no es exacta, tu reclamo ya figura en actas". "¿Por que no vas a la defensoría?" "El secretario hoy no firmó, mejor volvé otro día". A los tres años de iniciado el trámite se armó una gresca y lo encontraron medio muerto, perdió el conocimiento y en el piso le dieron sin asco y lo dejaron todo abierto. Estuvo dos semanas internado y volvió a las clases de guitarra todo arruinado pero sonriendo alegre como un pibe, sus problemas de audición se habían solucionado. Julito escucha por primera vez perfectamente los acordes que toca gracias a la cerveza, lo que no pudo un presupuesto anual ni un aparato de gobierno lo hizo un botellazo en la cabeza. Julito no quiere ver nunca más un médico, un asistente social, un empleado municipal, y aunque se le rompa el estómago y se le partan las muelas prefiere el dolor real al diferido castigo del hospital. Y ahora toca la guitarra todo el día y se venda los ojos para aprender a escuchar y tanto festejar está mas gordo. Dele tomar pero ya no busca quilombo y se escapa cuando hay pelea tiene miedo que algún golpe otra vez lo deje sordo. (Letra y Música: Lucho Guedes)
2.
Mi negra 06:47
Mi negra sueña que es una muñeca dibujada en una casa hecha con palitos de helado, con un sol desprolijo de papeles recortados sobre el celeste de un marcador gastado. Mi negra se despierta y se la lleva la corriente de oficinas, expedientes y abogados, pero se olvida siempre de arrancarse de un costado el corazón gigante de cartón pintado. Mi negra guarda en su sangre enjaulado un pájaro de viento, un sauce conversando con el río, sus palabras son agüita que corre y sus sueños se derraman como gotas de rocío. Mi negra es el aroma de las flores invisibles perfumando sobre un tallo imaginario, un pétalo de noche, un sol de tierra con un traje de oficina, persiguiendo al calendario. Entre sonrisas al jefe, balances y documentos si se distrae un momento enseguidita se asoma su alma como una paloma sin horizonte y sin loma volando en contra del viento. Mi negra carga dos negras, una de cuerpo presente, otra difusa y ausente que presa en su cielo errante vive y muere a cada instante solita y equidistante del trabajo y de la gente. ¿Adónde queda el juzgado para sus sueños sin techo? ¿Cuál es la ley, el derecho que rigen aquel mercado de su amor desenfrenado donde se dan sin cuidado todos los bienes del pecho? ¿Qué flujo de capitales rige su pulso anhelante, enceguecido y amante? ¿Qué juez tiene la pericia para entender la justicia que noche adentro acaricia su corazón delirante. Mi negra puede ser como un quizás, como un porqué, como un tal vez o como todo eso al revés, puede tocar el tiempo con las manos desde su país lejano entre el antes y el después. Mi negra puede ser como el verano, puede ser como el otoño, la primavera, el invierno, como el arroz con leche que mi abuela preparaba, como el vino turbio que enciende el infierno. Mi negra es como el sonido leve que hacen las ideas nuevas al surcar el pensamiento, como el ruidito de las esperanzas al escaparse del pecho y morir en el intento. Mi negra puede ser como las páginas en blanco de algún libro que nunca podrá escribirse, puede habitar la punta de mi lengua en un verso tan sencillo que nunca podrá decirse. (Letra y Música: Lucho Guedes)
3.
Guille llega del laburo y se va al chino a comprar cerveza, hace zapping, mira fútbol, pone música y se entra a bañar, pica algo, prende un pucho, saca al perro y se cuelga a chatear. Llega Claudia y se fuman un porro. Nada pa' contarse del trabajo. Dan vueltitas por la casa sin saber qué hacer, buscando algo que les cambie el humor. No tienen ganas de hablar, coger ni cocinar, o rendirse al televisor. Los llaman a Martín y a Laura para juntarse y se van a Güerrín a comer y emborracharse. Vuelven a sonreir, a quererse y a besarse. Es tan fácil olvidarse de lo que un ratito atrás pasaba; unas pizzas, unos chistes y se vuelven a dormir en paz, se desvisten y se acuestan en seguida porque no dan mas. Pero ninguno puede dormirse. Dan vueltas dos horas en la cama. Guille se cansa y se va a ver porno en Internet. Claudia se queda y trata de leer. Se toman un té y se duermen al amanecer; prefieren no saber por qué. "Buen día corazón", "Mi amor,¡Que noche de mierda!". ¿Para qué van a hurgar? Mejor dejar que se pierda. La vida va a seguir; mañana nadie se acuerda. (Letra y Música: Lucho Guedes)
4.
Mercedes le dijo: "Julián, ¿Vos no viste lo mal que la trata Gustavo a Mariel? No entiendo como ella lo aguanta a tu amigo que es un egoísta y solo piensa en él." "El típico flaco que es re malcriado y un sabelotodo encima se cree. No tiene un centavo, es un mantenido y ella es tan linda, no sé qué le ve." Mariel a Gustavo le dijo: "Amorcito, ¿La viste a Mercedes que vieja que está? Se la ve cansada y con cara de orto ¿Sera que tu amigo ya no se la da?" "Y encima Julián que no tiene vergüenza, me da risa su lenguaje empresarial. Le gusta jugarla de sacrificado, si fue su papá el que le puso el local." Ernesto a Camila le dijo: "Mi cielo, ¿Que es lo que le pasa a esa mina?¡Por dios! ¡No para de hablar de ella y de sus dos hijos, al final ya no soportaba su voz!" "Si Julián la aguanta debe ser por algo, por ahí es boluda pero coge bien. Son tal para cual, les encanta la guita pero se la pasan hablando de la Pacha Mama y el budismo zen." Carlitos a Marcos le dijo: "Querido, ¡La próxima sin mujeres por favor! Los pibes se ponen ya muy pelotudos, y el forro de Ernesto que se hace el doctor." "¿Que es lo que pasó con Romina? ¡Boludo! ¡Tan buena que estaba! Yo me la garché. Y ahora está horrible y se hace la rebelde, ta grande ya pa jugar a ser el Che." Paulita a Romina le dijo: "¡Increíble! ¡Es el mismo de siempre, Marcos no cambió!" "Los músicos creen que son irresistibles, yo estuve con él y no se le paró." "Carlitos que sigue haciéndose el artista pero le manguea a los viejos después." "Los otros dos densos, casados con hijos dando clases de humanidad y madurez." En unas semanas se casan Camila y Ernesto y todos se vuelven a ver; ninguno se va a acordar de lo que dijo, en pedo todos se vuelven a querer. "Hoy estamos con quienes queremos estar, si no, no habría nada para festejar. ¡Mis amigos del alma!¡Gracias por venir! ¡Se los digo con el corazón!¡Ustedes saben bien que yo no se mentir!" (Letra y Música: Lucho Guedes)
5.
El Rafa 04:34
En el cuartito del fondo, entre walkmans sin botones, con los circuitos al aire, guarda ideas de a montones. Mezcladas con los repuestos de mil minicomponentes, como piezas inconclusas de equipos inexistentes. Tiradas junto a las radios que fue dejando la gente, igual que niñas enfermas abandonadas y ausentes. Adentro de un tocadiscos o de un doble cassettera, con los cuerpos desmembrados y los sueños hacia afuera. El mundo es un disco viejo, los surcos ya se han borrado, y su alma es un cassette virgen mil veces sobregrabado. Y poco le importan los i'pods, los cds y mp3, solo le duele que le caigan cuatro clientes al mes. El murmullo incongruente de la ciudad circundante no llega al cuatro del fondo ni a su corazón distante. Pa levantar el negocio empezó a vender pavadas, adornitos y carteles pero no sirvió de nada. "¡Papi, no seas tan cerrado, por favor abrí tu mente!" "¡Mi amor, no seas tan terco, pensá en algo diferente!" "¡Hermano, no seas boludo, si vos sos inteligente!" Rafa no sabe si es odio, alegría, aburrimiento, valentía, orgullo o melancolía lo que siente. Guarda sus palabras rotas entre montones de tierra, como soldaditos viejos que se quedaron sin guerra. Casi no las necesita, sus manos son suficientes; cuatro destornilladores y dos desgastados lentes alcanzan pa darle vida a esos seres desarmables con las entrañas de plástico y acero inoxidable. Sabe bien que ya no hay cura pa'l desuso y el olvido pero si puede arreglarlos un poquito habrá vencido. (Letra y Música: Lucho Guedes)
6.
Marcelo había empezado ayudándolo a su viejo y cursaba eternamente materias de primer año, hasta que comprendió que por tocar bien la guitarra nunca cobraría lo que ganaba arreglando un baño. Y comenzó a agarrarle el gustito a la plomería jugueteando con las minas cada vez que laburaba, a esa hora nunca estaban los maridos, ellas sólo histeriqueaban pero a él pa ser feliz con ese poco le alcanzaba. Gimena había empezado a estudiar letras mientras trabajaba de secretaria en un banco por Puerto Madero, y le empezó a gustar ponerse aquel traje ajustado y saber que los hombres hablaban de su gran trasero. Y comenzó a decir que no quería vivir como sus padres "renegando" y aunque su sueldo era igual que el de cualquier docente, entre las computadoras y brillos de la oficina ella se sentía distinta, linda, relajada, independiente. Marcelo decía que era un músico frustrado pero en realidad mentía porque el tiempo confirmaba lo que Gímena decía: "Sino miralo a tu hermano todo el día dando clases pero vive con tu vieja, terminó el conservatorio pero es un amargado, un infeliz" Gimena pensaba que a ella le hubiera gustado dedicarse a la escritura pero Marcelo asegura que se hubiera enloquecido laburando en cinco escuelas: "Sino mirá tus dos viejos que se la pasan puteando al gobierno, los alumnos, al colegio, a los padres y al país". Alquilan un ph. en San Martín cerca de la familia de él a tres cuadras de la estación pero sus almas viven en la capital y en un cero kilómetro pasean su corazón. Y aunque ya no tenían esa sonrisa liviana, ella ya nunca leía y él ya casi no tocaba, y aunque nunca alcanzaba para irse de vacaciones y tenían un Renault 12 blanco que se desarmaba, y aunque llegaban cansados todos los días todavía cogían bastante durante los fines de semana, y aunque por cualquier pelotudez peleaban cada noche todavía se seguían diciendo "te quiero" y "te amo" a la mañana. Y todos los domingos fantaseaban en voz alta con el préstamo, la casa y el aire acondicionado, y por un rato se sentían fuertes y olvidaban que todavía pagaban el lavarropas usado. Hoy ya no les importa lo que pasa de lunes a viernes, les alcanza con dos días encerrados mirando la tele, pa' adornar el depto. con palabras y proyectos y atragantarse el dolor con facturas y sueños dulces y salados. Marcelo decía que su pija envejecía pero que no le importaba porque en realidad pasaba que Gimena le decía que era el pito que ella amaba y que cuando endurecía entre sus manos se sentía la persona mas alegre de esta pálida y estúpida ciudad. Gimena pensaba que su cuerpo se deformaba pero no le importaba porque en realidad pasaba que Marcelo le decía que ese culo gigantesco era el sueño de su vida porque en su hueco guardaba el secreto del tesoro oculto de la olvidada felicidad. Alquilan un ph. en San Martín cerca de la familia de él a tres cuadras de la estación pero sus almas viven en la capital y en un cero kilómetro pasean su corazón. (Letra y Música: Lucho Guedes)
7.
Demuelen casas y hacen edificios, nacen y mueren familias enteras, hacer que el tiempo no pase es su oficio limpiando los vidrios y pasando cera. Lleva treinta años atendiendo quejas, poniendo la misma cara de nada, después que a todos contentos los deja se adueña del día parado en la entrada. Y ahí cerquita parece estar lejos de la miseria cordial del consorcio, de los palieres, los pisos y espejos, los huesos, los trámites de su divorcio, de los perros que cagan en la puerta, de los pendejos que pintan el frente, de las que a media siesta lo despiertan pa pedirle que suba ya que es urgente nomás porque el calefón no le enciende o porque hay que cambiar un cuerito; Carlos de buen humor todo lo entiende porque nunca está de más un billetito. Como nunca nadie supo su horario cuando de hacer sus changuitas termina se planta como si leyera el diario mientras le mira el culo a todas las minas. Repite con su balde y con sus trapos los viejos signos de un frágil misterio y marca lejos de cualquier contrato el sutil territorio de su íntimo imperio. El sabe que solo sabe ser dueño de sus rincones y sus ceremonias pero aun le quedan deseos y sueños para gastar en la vereda con Sonia. Ella le deja un beso y un cortado y con el carro del café se aleja. El le comenta al portero de al lado: "¡Mira que flor de putita esa pendeja!". Hace diez años que no va al dentista; la obra social no cubre los implantes, tampoco se va a hacer ver de la vista; los precios de los lentes son delirantes. Si pasa horas en la portería es porque vino su hijo abogado que quiere hacer el negocio 'e su vida y los accidentes son un buen mercado. "¡Viejo tenemos que hacer el intento, es guita fácil con tu pata dura! ¡Te va a alcanzar para un departamento, vas a poder hacerte la dentadura!". Le trae papeles pa firmar y Carlos le pregunta por su madre y le da morfi para retenerlo; desde que está con lo del juicio viene casi día por medio, si no, no sabe cuándo es que vuelve a verlo. Y no hay instancia judicial, conciliación, auditoría o procedimiento que pueda alterarlo; sólo la carne al horno, el helado pa' la torta y las facturas para el mate logran preocuparlo. Cuando oscurece, el pibe se va haciendo cuentas y proyectos y él vuelve a apoyar su espalda sobre el mármol, respira un poco de aire fresco, charla con algún vecino y piensa que mañana va a podar ese árbol. Se acuerda que tiene que sacar la basura y que "estos ratas al final nunca compraron los sillones". "Antes de irme me voy a dar el gustito y me voy a fumar un pucho sentado en los escalones". Almuerza y cena en el bar de la esquina, entrada, plato y postre y acompaña siempre con un litro 'e vino. "¡De ir al médico ni me hablen, esos son todos ladrones, arrogantes, comerciantes y asesinos!". Después de bajarse una milanesa a la napolitana y unas fritas le gusta hacerse un fernet. La llama a Sonia pa' tantear si anda con ganas y si se queda solito se arregla con Internet. Un día le dice: "Quiero hablar con vos, después de treinta años sin siquiera ser dueño de la manguera, hoy de repente puedo hacerme propietario gracias a haberme caído como un gil por la escalera". "Y lo que no pude comprar con treinta años de laburo lo pago en un día con una renguera. ¡Asi que preparate negra te vas a vivir conmigo y dejás el carrito de cafetera!". Se van a la continental a festejar y Carlos solo se manda una pizza grande y tres cervezas, después un flan, un antiácido, un migral; "Es que hoy no pude dormir bien y se me parte la cabeza". "Lo dijo el gran filosofo Luis Barrionuevo: En este país la plata no se hace trabajando". "No seas boludo, a nuestra edad más que la guita me preocupa la velocidad con que estás engordando". "Es que es estúpida una justicia que premie la desgracia pero que le chupe un huevo el sacrificio". "Dejate de joder con la filosofía busca un médico y ponete ya a hacer algo de ejercicio". "¡No se porqué estas tan seguro de que te vas a salvar de un día para otro, puede que el juicio se pierda y que te quedes sin la plata y sin laburo, con sesenta años y con la salud para la mierda!" "Tranquila negra que ahora con el viagra ya no hay vencimiento pa"l amor, brindemos porque tanta mala suerte se hizo buena, por nuestro futuro y la fugazzeta rellena con jamón". "¡Si no te empezás a cuidar ahora dentro de un tiempito lo único que se va a endurecer va a ser tu espalda y por más pastillas que tomes solamente se te va a parar el corazón!". (Letra y Música: Lucho Guedes)
8.
Siguen subiendo las bicicletas, ya no da más el furgón. Jorge se duerme parado y despierta a cada rato de un sacudón. Mira a la mina de la contratapa, cierra los ojos, otro empujón. Durante el día hace ciudades y luego las deja atrás. Vuelve a sus noches de chapa y madera limpiando sueños con aguarrás, tapándoles grietas y filtraciones con sus tal veces, con sus quizás. Del odio hace ladrillos mientras se va quedando dormido, y con el barro de su soledad la mezcla y el enduido. Levanta una casa en su corazón y un patio sobre su ombligo. Bajó del norte hace diez años pa ahorrar y volverse a ir y como un dios se quedó haciendo un mundo en el que nunca podrá vivir, y con los restos del amor ajeno un cielo roto donde dormir. Acurrucada dentro del pecho como un perro en un rincón, se descarrila con unas cervezas, muestra los dientes y el hormigón, su almita sin revocar le sostiene el techo a cumbia, rabia y cartón. (Letra y Música: Lucho Guedes)
9.
Los años ya no pasan, nomás se despedazan arriba del mantel. Y un trapo humedecido esparce lo perdido con las miguitas del pan y la fe. Sus antiguas promesas se entibian en la mesa al lado de las tostadas y el té. El tiempo ya no engaña, son la misma maraña el antes y el después. No hay un hilo ni un río, solo un enorme lío donde se mezclan juventud y vejez. Un lento, extraño hechizo de lágrimas y guisos, de planes imprecisos, sutil como un tal vez. Hoy todo su pasado se les vuelve futuro entre los pies. El Juan y la Normita quisieron querer de una sola vez cada vez; no hay sueño sin un precio en su revés. Los días se parecen desde que se amanecen hasta el anochecer. La vida fue un urgente delirio intermitente que aprendieron a comprar y vender. Y esa vieja tristeza del vino y la pobreza se va a dormir a la hora de comer. De todo lo que pasa algo queda en la casa y no se sabe qué. Un mundo detenido, del techo suspendido, respira entre la cama y el café. Entre siestas urdido, su amor no ha envejecido, nomás se ha adormecido lo mismo que un bebé. (Letra y Música: Lucho Guedes)
10.
Voy y vengo, vengo y voy, de acá pa allí, de allá pa acá. Colectivo, subte y tren, nunca termino de llegar. Quisiera guardar mi alma en el bolso y sacarla al bajar, pero pa matar la espera ella va y viene viene y va. Desde un sueño a otro como en una estúpida danza, con un bombo en el reloj, al ritmo de la esperanza. Y hay quien sacando boleto sin razones se queda, pero baja en un quiosquito y se compra una fe nueva. Siempre voy hablando con alguien aunque ande callado, desde al barrio al centro como del futuro al pasado. Cada porteño se hace su propia sabiduría pa amasar en soledad ese pan de su alegría. Todos se cruzan, se miran, se imaginan, se sienten, pero llegan a Retiro, se bajan y se pierden. Y al que se distrae le roban sus ansias en la calle, por suerte hay futuros en oferta pa cualquier talle.
11.
El Pope 04:18
Hasta las seis de la tarde el Pope es electricista y va acumulando en alta tensión una canción que sacuda a sus murguistas. Sus manos dejan los cables y quieren ser arbolitos pa' poder quemar sus hojas al sol sin preguntar pa' quién es el laburito. El Pope lleva en su bolso el llanto que no ha llorado, un mp3, un poco de paz, papeles, tornillos y cables pelados. Y con pinzas, alicates, y mucha cinta aisladora a sus murgueros les conecta el alma y vuelven a tener luz un par de horas. A marcha camión el viento que le agita las tristezas, y su murga es un pedazo de pan, un corazón latiendo sobre la mesa. Pero el ensayo termina; cada cual con su barquito, en este río que lleva sueños a ningún mar vuelve a hundirse de a poquito. (Letra y Música: Lucho Guedes)
12.
Elvi 07:33
De Paraguay se vino sin que le importara mucho la razón, ya estaban sus hermanos y ella no necesitó otra explicación. Trabaja fabricando adornos para navidad pero Elvi no está en una parte u otra, su vida transcurre en la mitad. Lleva una carterita con un tren perdido sin una estación que carga a ningún lado un hogar, un celular, una nación, y toda amontonada en un bolsillo lateral su vida entera junto a un espejito roto, un delineador, unas monedas y un lápiz labial. Su novio que es diseñador le insiste con lo de una profesión, ella vuelve cansada y quiere mimos y un poco de diversión. El le habla de su independencia y su realización y ella con una mano va desabrochándole el botón de la bragueta y con la otra va dejándole bien clara su opinión. Arma y desarma pelotitas de colores, argumentos y planetas y se le ensucia la jeta con brillantina berreta pero ella vuelve sonriente en bicicleta por Corrientes con su frente reluciente. Y es que al sur de la mañana, al este de una sensación, al norte de sus ojos construyó su máquina de hacer países con escobillones y silencios, con cebollas, con inciensos, con arroz y detergente. Y como él no tiene más espacio ella descuelga su amor del tender y lo guarda en un rincón de su bolso marrón, en la inabarcable región entre la tristeza, el jabón, la remerita, la alegría, el camisón. Entre la sábana, el colchón, entre el Once y Constitución, la cocinita y el balcón, entre el domingo y el patrón, la fábrica y su habitación, nadie sabe la dirección donde vive su corazón sin documentación. El le dice que estudie pa' que pueda salir de su situación. Ella contesta con una siestita y un buen polvo en el sillón; le alcanza con sus bienes y sus males y sus puntos cardinales y es inútil discutir con un porteño calentón. No está dentro e su mente pero tampoco está en frente aquel taller adonde va encastrando las piecitas del mañana y el ayer, ahí fabrica sus historias como puede y cuando ya no puede arma un paquetito lleno de palabras y se va tras otro modo de querer. Y duerme un par de noches en lo de un hermano dele repetir que esta relación es un delirio y que ya no puede seguir, pero a los pocos días vuelve a desarmar sus pensamientos, regresa al departamento imaginando aquel momento y cocina, limpia y canta esperando a que llegue Vladimir. (Letra y Música: Lucho Guedes)
13.
Lidia 06:06
No es el tiempo, no es la gente, no es la vida de este país moderno que a los jubilados olvida. No está vieja, ni chicata, no está sola, no es el miedo a la calle, la comodidad, no es la hora. No es que crea, que este mundo ha cambiado tanto que la moral y la fe lo hayan abandonado. No es que odie al quiosquero que es coreano porque ya no está más el viejo charlatán que era tano. Lidia sabe bien que son excusas pero no es pa' todo el mundo la verdad, afuera la reclama su gente pero ella prefiere estar en soledad. Porque ahí la está esperando Arturo con su mejor traje para ir a pasear, desde Salto a su primera escuela, de Luján en tren hasta la capital. Desde Chilavert a Villa Crespo y de la mano por el centro a caminar, y después de tomarse unas copas y decirse "te amo" en la mesa de un bar, noche adentro van buscando el día y amanecen acunados por un vals. ¿Para qué buscar el mundo afuera si la vida cabe en su sala de estar? No es el reuma, ni los años que la acosan, ni el gobierno, ni los piqueteros que todo destrozan. No es el barrio, que se ha vuelto peligroso, no como en aquel tiempo feliz cuando vivía su esposo. No es que crea que los chicos de estos días vivan para drogarse y robarle a abuelitas y tías. No es que tenga un achaque por semana, es que no hay otro tema para conversar con su hermana. (Letra y Música: Lucho Guedes)
14.
Mariela 04:28
Le duele la cabeza y se siente cansada, desayuna con un migral, vuelve a acostarse y se despierta re malhumorada. Se va al supermercado y en la verdulería la música, el carrito, el olor y los colores le devuelven la alegría. En la tintorería deja su alma en una bolsa porque sabe que después se lleva otra tan limpia y perfumada que parece que la usara por primera vez. Siente que se marea, de vuelta la contractura, una pastilla y a cagar. "¡Toy harta de los médicos, la kinesiología, pasa un mes y vuelvo a estar igual!". Después de ir al gimnasio y buscar a los hijos se olvida la tristeza en el baúl del auto y lleva puesto un corazón prolijo. De la peluquería, espléndida y radiante, al bar, un lemon pie y un brownie pero un cafecito chico con edulcorante. Mariela tiene todo preparado, llega Víctor y se sientan a comer. Está cansado, no quiere hablar del trabajo y con los chicos se va a jugar a la play. Ella lo espera mirando la tele, el llega , cambia y pone una peli de acción. Ella se lleva un postre diet a la cama y hojea revistas de decoración: "Mirá que lindo quedaría en la salita este sillón" ... "Estás en otra gordo, no me prestás atención". (Letra y Música: Lucho Guedes)

about

"Todo lo amado es imperfecto" M.V.

credits

released July 16, 2013

Autor y compositor: Lucho Guedes.
Guitarra y voz: Lucho Guedes.
Piano: Diego Schissi.
Guitarra: Alan Plachta.
Precusión: Nico Arroyo.
Voz: Sebastián Muñoz.
Técnico: Lus Volcoff.
Diseño: Vladimir Merchensky.
Grabado en estudios "Tónica", Buenos Aires.
EPSA music 2011

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about

Lucho Guedes Buenos Aires, Argentina

Desde el Romancero en el XV a la canción contemporánea, la lírica no ha dejado de explorar en las posibilidades de contar historias cotidianas. De las maneras más disímiles, aunque siempre tratando de dosificar lo narrativo y que no haga sombra a lo lírico; es decir, de no desdibujar el uso de la palabra que las tradiciones reconocen como poesía. Lucho Guedes toma el camino inverso: ... more

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