1. |
Julito y la sordera
04:29
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Julito vive en Villa Hidalgo
adonde sólo entran los paraguayos,
del otro lado de la zanja
donde todo se arregla a cuchillazos,
y toca la guitarra aunque de chico ya está medio sordo
de tanto que el viejo lo cagó a tortazos.
El 127 a Suárez,
el tren a San Martín, el 670,
y se baja en la ruta 8
o a caminar si no le dan las cuentas.
Después las horas boludeando y aguantando
de ir al baño porque enseguida otro en su lugar se sienta.
Entre consulta, estudio y entrevista
y mil chamuyeros especialistas,
llenó planillas, hizo audiometrías
y escuchó diez mil diagnósticos con sus teorías
y se le fue un año y medio haciendo el mismo inútil recorrido
tras de su aparato pa'l oído.
Hay cien personas en lista de espera
antes que él pero Julito no se desespera.
"Con esto vas a desarrollo
y haces un certificado 'e pobreza,
después a salud con la orden
y en juventud preguntas por Teresa".
De la municipalidad anduvo todos los pasillos
hasta perder la alegría y la tristeza.
Hoy ya se cumple un año y medio
desde que escucha calladito y serio:
"Ya no depende de nosotros
si no de lo que diga el ministerio",
"Yo soy un empleado, no puedo hacer más,
los fondos del estado para mi también son un misterio".
Y mientras tanto Julito vivía
a porro, birra y albañilería
y de que estaba sordo se olvidaba
pero cuando agarraba la viola se acordaba.
"No es nuestra responsabilidad, la medicina no es exacta,
tu reclamo ya figura en actas".
"¿Por que no vas a la defensoría?"
"El secretario hoy no firmó, mejor volvé otro día".
A los tres años de iniciado el trámite
se armó una gresca y lo encontraron medio muerto,
perdió el conocimiento y en el piso
le dieron sin asco y lo dejaron todo abierto.
Estuvo dos semanas internado
y volvió a las clases de guitarra todo arruinado
pero sonriendo alegre como un pibe,
sus problemas de audición se habían solucionado.
Julito escucha por primera vez perfectamente
los acordes que toca gracias a la cerveza,
lo que no pudo un presupuesto anual ni un aparato de gobierno
lo hizo un botellazo en la cabeza.
Julito no quiere ver nunca más un médico,
un asistente social, un empleado municipal,
y aunque se le rompa el estómago y se le partan las muelas
prefiere el dolor real al diferido castigo del hospital.
Y ahora toca la guitarra todo el día
y se venda los ojos para aprender a escuchar
y tanto festejar está mas gordo.
Dele tomar pero ya no busca quilombo
y se escapa cuando hay pelea
tiene miedo que algún golpe otra vez lo deje sordo.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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2. |
Mi negra
06:47
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Mi negra sueña que es una muñeca dibujada
en una casa hecha con palitos de helado,
con un sol desprolijo de papeles recortados
sobre el celeste de un marcador gastado.
Mi negra se despierta y se la lleva la corriente
de oficinas, expedientes y abogados,
pero se olvida siempre de arrancarse de un costado
el corazón gigante de cartón pintado.
Mi negra guarda en su sangre enjaulado
un pájaro de viento, un sauce conversando con el río,
sus palabras son agüita que corre y sus sueños
se derraman como gotas de rocío.
Mi negra es el aroma de las flores invisibles
perfumando sobre un tallo imaginario,
un pétalo de noche, un sol de tierra
con un traje de oficina, persiguiendo al calendario.
Entre sonrisas al jefe,
balances y documentos
si se distrae un momento
enseguidita se asoma
su alma como una paloma
sin horizonte y sin loma
volando en contra del viento.
Mi negra carga dos negras,
una de cuerpo presente,
otra difusa y ausente
que presa en su cielo errante
vive y muere a cada instante
solita y equidistante
del trabajo y de la gente.
¿Adónde queda el juzgado
para sus sueños sin techo?
¿Cuál es la ley, el derecho
que rigen aquel mercado
de su amor desenfrenado
donde se dan sin cuidado
todos los bienes del pecho?
¿Qué flujo de capitales
rige su pulso anhelante,
enceguecido y amante?
¿Qué juez tiene la pericia
para entender la justicia
que noche adentro acaricia
su corazón delirante.
Mi negra puede ser como un quizás, como un porqué,
como un tal vez o como todo eso al revés,
puede tocar el tiempo con las manos
desde su país lejano entre el antes y el después.
Mi negra puede ser como el verano,
puede ser como el otoño, la primavera, el invierno,
como el arroz con leche que mi abuela preparaba,
como el vino turbio que enciende el infierno.
Mi negra es como el sonido leve
que hacen las ideas nuevas al surcar el pensamiento,
como el ruidito de las esperanzas
al escaparse del pecho y morir en el intento.
Mi negra puede ser como las páginas en blanco
de algún libro que nunca podrá escribirse,
puede habitar la punta de mi lengua
en un verso tan sencillo que nunca podrá decirse.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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3. |
Una mala noche
04:56
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Guille llega del laburo
y se va al chino a comprar cerveza,
hace zapping, mira fútbol,
pone música y se entra a bañar,
pica algo, prende un pucho,
saca al perro y se cuelga a chatear.
Llega Claudia y se fuman un porro.
Nada pa' contarse del trabajo.
Dan vueltitas por la casa
sin saber qué hacer,
buscando algo que les cambie el humor.
No tienen ganas de hablar, coger ni cocinar, o rendirse al televisor.
Los llaman a Martín
y a Laura para juntarse
y se van a Güerrín
a comer y emborracharse.
Vuelven a sonreir,
a quererse y a besarse.
Es tan fácil olvidarse
de lo que un ratito atrás pasaba;
unas pizzas, unos chistes
y se vuelven a dormir en paz,
se desvisten y se acuestan
en seguida porque no dan mas.
Pero ninguno puede dormirse.
Dan vueltas dos horas en la cama.
Guille se cansa y se va a ver porno en Internet.
Claudia se queda y trata de leer.
Se toman un té y se duermen al amanecer;
prefieren no saber por qué.
"Buen día corazón",
"Mi amor,¡Que noche de mierda!".
¿Para qué van a hurgar?
Mejor dejar que se pierda.
La vida va a seguir;
mañana nadie se acuerda.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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4. |
Se casan unos amigos
04:37
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Mercedes le dijo: "Julián, ¿Vos no viste
lo mal que la trata Gustavo a Mariel?
No entiendo como ella lo aguanta a tu amigo
que es un egoísta y solo piensa en él."
"El típico flaco que es re malcriado
y un sabelotodo encima se cree.
No tiene un centavo, es un mantenido
y ella es tan linda, no sé qué le ve."
Mariel a Gustavo le dijo: "Amorcito,
¿La viste a Mercedes que vieja que está?
Se la ve cansada y con cara de orto
¿Sera que tu amigo ya no se la da?"
"Y encima Julián que no tiene vergüenza,
me da risa su lenguaje empresarial.
Le gusta jugarla de sacrificado,
si fue su papá el que le puso el local."
Ernesto a Camila le dijo: "Mi cielo,
¿Que es lo que le pasa a esa mina?¡Por dios!
¡No para de hablar de ella y de sus dos hijos,
al final ya no soportaba su voz!"
"Si Julián la aguanta debe ser por algo,
por ahí es boluda pero coge bien.
Son tal para cual, les encanta la guita
pero se la pasan hablando de la Pacha Mama y el budismo zen."
Carlitos a Marcos le dijo: "Querido,
¡La próxima sin mujeres por favor!
Los pibes se ponen ya muy pelotudos,
y el forro de Ernesto que se hace el doctor."
"¿Que es lo que pasó con Romina? ¡Boludo!
¡Tan buena que estaba! Yo me la garché.
Y ahora está horrible y se hace la rebelde,
ta grande ya pa jugar a ser el Che."
Paulita a Romina le dijo: "¡Increíble!
¡Es el mismo de siempre, Marcos no cambió!"
"Los músicos creen que son irresistibles,
yo estuve con él y no se le paró."
"Carlitos que sigue haciéndose el artista
pero le manguea a los viejos después."
"Los otros dos densos, casados con hijos
dando clases de humanidad y madurez."
En unas semanas se casan Camila y Ernesto
y todos se vuelven a ver;
ninguno se va a acordar de lo que dijo,
en pedo todos se vuelven a querer.
"Hoy estamos con quienes queremos estar,
si no, no habría nada para festejar.
¡Mis amigos del alma!¡Gracias por venir!
¡Se los digo con el corazón!¡Ustedes saben bien que yo no se mentir!"
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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5. |
El Rafa
04:34
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En el cuartito del fondo,
entre walkmans sin botones,
con los circuitos al aire,
guarda ideas de a montones.
Mezcladas con los repuestos
de mil minicomponentes,
como piezas inconclusas
de equipos inexistentes.
Tiradas junto a las radios
que fue dejando la gente,
igual que niñas enfermas
abandonadas y ausentes.
Adentro de un tocadiscos
o de un doble cassettera,
con los cuerpos desmembrados
y los sueños hacia afuera.
El mundo es un disco viejo,
los surcos ya se han borrado,
y su alma es un cassette virgen
mil veces sobregrabado.
Y poco le importan los i'pods,
los cds y mp3,
solo le duele que le caigan
cuatro clientes al mes.
El murmullo incongruente
de la ciudad circundante
no llega al cuatro del fondo
ni a su corazón distante.
Pa levantar el negocio
empezó a vender pavadas,
adornitos y carteles
pero no sirvió de nada.
"¡Papi, no seas tan cerrado,
por favor abrí tu mente!"
"¡Mi amor, no seas tan terco,
pensá en algo diferente!"
"¡Hermano, no seas boludo,
si vos sos inteligente!"
Rafa no sabe si es odio, alegría,
aburrimiento, valentía,
orgullo o melancolía
lo que siente.
Guarda sus palabras rotas
entre montones de tierra,
como soldaditos viejos
que se quedaron sin guerra.
Casi no las necesita,
sus manos son suficientes;
cuatro destornilladores
y dos desgastados lentes
alcanzan pa darle vida
a esos seres desarmables
con las entrañas de plástico
y acero inoxidable.
Sabe bien que ya no hay cura
pa'l desuso y el olvido
pero si puede arreglarlos
un poquito habrá vencido.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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6. |
Marcelo y Gimena
06:05
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Marcelo había empezado ayudándolo a su viejo
y cursaba eternamente materias de primer año,
hasta que comprendió que por tocar bien la guitarra
nunca cobraría lo que ganaba arreglando un baño.
Y comenzó a agarrarle el gustito a la plomería
jugueteando con las minas cada vez que laburaba,
a esa hora nunca estaban los maridos, ellas sólo
histeriqueaban pero a él pa ser feliz con ese poco le alcanzaba.
Gimena había empezado a estudiar letras mientras
trabajaba de secretaria en un banco por Puerto Madero,
y le empezó a gustar ponerse aquel traje ajustado
y saber que los hombres hablaban de su gran trasero.
Y comenzó a decir que no quería vivir como sus padres
"renegando" y aunque su sueldo era igual que el de cualquier docente,
entre las computadoras y brillos de la oficina
ella se sentía distinta, linda, relajada, independiente.
Marcelo decía
que era un músico frustrado
pero en realidad mentía
porque el tiempo confirmaba
lo que Gímena decía:
"Sino miralo a tu hermano
todo el día dando clases
pero vive con tu vieja,
terminó el conservatorio
pero es un amargado, un infeliz"
Gimena pensaba
que a ella le hubiera gustado
dedicarse a la escritura
pero Marcelo asegura
que se hubiera enloquecido
laburando en cinco escuelas:
"Sino mirá tus dos viejos
que se la pasan puteando
al gobierno, los alumnos,
al colegio, a los padres y al país".
Alquilan un ph. en San Martín
cerca de la familia de él
a tres cuadras de la estación
pero sus almas viven en la capital
y en un cero kilómetro
pasean su corazón.
Y aunque ya no tenían esa sonrisa liviana,
ella ya nunca leía y él ya casi no tocaba,
y aunque nunca alcanzaba para irse de vacaciones
y tenían un Renault 12 blanco que se desarmaba,
y aunque llegaban cansados todos los días
todavía cogían bastante durante los fines de semana,
y aunque por cualquier pelotudez peleaban cada noche
todavía se seguían diciendo "te quiero" y "te amo" a la mañana.
Y todos los domingos fantaseaban en voz alta
con el préstamo, la casa y el aire acondicionado,
y por un rato se sentían fuertes y olvidaban
que todavía pagaban el lavarropas usado.
Hoy ya no les importa lo que pasa de lunes a viernes,
les alcanza con dos días encerrados mirando la tele,
pa' adornar el depto. con palabras y proyectos
y atragantarse el dolor con facturas y sueños dulces y salados.
Marcelo decía
que su pija envejecía
pero que no le importaba
porque en realidad pasaba
que Gimena le decía
que era el pito que ella amaba
y que cuando endurecía
entre sus manos se sentía
la persona mas alegre
de esta pálida y estúpida ciudad.
Gimena pensaba
que su cuerpo se deformaba
pero no le importaba
porque en realidad pasaba
que Marcelo le decía
que ese culo gigantesco
era el sueño de su vida
porque en su hueco guardaba
el secreto del tesoro oculto
de la olvidada felicidad.
Alquilan un ph. en San Martín
cerca de la familia de él
a tres cuadras de la estación
pero sus almas viven en la capital
y en un cero kilómetro
pasean su corazón.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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7. |
Carlos y Sonia
06:41
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Demuelen casas y hacen edificios,
nacen y mueren familias enteras,
hacer que el tiempo no pase es su oficio
limpiando los vidrios y pasando cera.
Lleva treinta años atendiendo quejas,
poniendo la misma cara de nada,
después que a todos contentos los deja
se adueña del día parado en la entrada.
Y ahí cerquita parece estar lejos
de la miseria cordial del consorcio,
de los palieres, los pisos y espejos,
los huesos, los trámites de su divorcio,
de los perros que cagan en la puerta,
de los pendejos que pintan el frente,
de las que a media siesta lo despiertan
pa pedirle que suba ya que es urgente
nomás porque el calefón no le enciende
o porque hay que cambiar un cuerito;
Carlos de buen humor todo lo entiende
porque nunca está de más un billetito.
Como nunca nadie supo su horario
cuando de hacer sus changuitas termina
se planta como si leyera el diario
mientras le mira el culo a todas las minas.
Repite con su balde y con sus trapos
los viejos signos de un frágil misterio
y marca lejos de cualquier contrato
el sutil territorio de su íntimo imperio.
El sabe que solo sabe ser dueño
de sus rincones y sus ceremonias
pero aun le quedan deseos y sueños
para gastar en la vereda con Sonia.
Ella le deja un beso y un cortado
y con el carro del café se aleja.
El le comenta al portero de al lado:
"¡Mira que flor de putita esa pendeja!".
Hace diez años que no va al dentista;
la obra social no cubre los implantes,
tampoco se va a hacer ver de la vista;
los precios de los lentes son delirantes.
Si pasa horas en la portería
es porque vino su hijo abogado
que quiere hacer el negocio 'e su vida
y los accidentes son un buen mercado.
"¡Viejo tenemos que hacer el intento,
es guita fácil con tu pata dura!
¡Te va a alcanzar para un departamento,
vas a poder hacerte la dentadura!".
Le trae papeles pa firmar y Carlos le pregunta
por su madre y le da morfi para retenerlo;
desde que está con lo del juicio viene casi día por medio,
si no, no sabe cuándo es que vuelve a verlo.
Y no hay instancia judicial, conciliación, auditoría
o procedimiento que pueda alterarlo;
sólo la carne al horno, el helado pa' la torta y las facturas
para el mate logran preocuparlo.
Cuando oscurece, el pibe se va haciendo cuentas y proyectos
y él vuelve a apoyar su espalda sobre el mármol,
respira un poco de aire fresco, charla con algún vecino
y piensa que mañana va a podar ese árbol.
Se acuerda que tiene que sacar la basura y que
"estos ratas al final nunca compraron los sillones".
"Antes de irme me voy a dar el gustito
y me voy a fumar un pucho sentado en los escalones".
Almuerza y cena en el bar de la esquina, entrada, plato y postre
y acompaña siempre con un litro 'e vino.
"¡De ir al médico ni me hablen, esos son todos ladrones,
arrogantes, comerciantes y asesinos!".
Después de bajarse una milanesa a la napolitana
y unas fritas le gusta hacerse un fernet.
La llama a Sonia pa' tantear si anda con ganas
y si se queda solito se arregla con Internet.
Un día le dice: "Quiero hablar con vos, después de treinta años
sin siquiera ser dueño de la manguera,
hoy de repente puedo hacerme propietario
gracias a haberme caído como un gil por la escalera".
"Y lo que no pude comprar con treinta años de laburo
lo pago en un día con una renguera.
¡Asi que preparate negra te vas a vivir conmigo
y dejás el carrito de cafetera!".
Se van a la continental a festejar y Carlos solo
se manda una pizza grande y tres cervezas,
después un flan, un antiácido, un migral;
"Es que hoy no pude dormir bien y se me parte la cabeza".
"Lo dijo el gran filosofo Luis Barrionuevo:
En este país la plata no se hace trabajando".
"No seas boludo, a nuestra edad más que la guita
me preocupa la velocidad con que estás engordando".
"Es que es estúpida una justicia que premie la desgracia
pero que le chupe un huevo el sacrificio".
"Dejate de joder con la filosofía busca un médico
y ponete ya a hacer algo de ejercicio".
"¡No se porqué estas tan seguro de que te vas a salvar
de un día para otro, puede que el juicio se pierda
y que te quedes sin la plata y sin laburo, con sesenta años
y con la salud para la mierda!"
"Tranquila negra que ahora con el viagra ya no hay vencimiento pa"l amor,
brindemos porque tanta mala suerte se hizo buena,
por nuestro futuro y la fugazzeta rellena con jamón".
"¡Si no te empezás a cuidar ahora dentro de un tiempito
lo único que se va a endurecer va a ser tu espalda
y por más pastillas que tomes solamente se te va a parar el corazón!".
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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8. |
Jorge se duerme
05:36
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Siguen subiendo las bicicletas,
ya no da más el furgón.
Jorge se duerme parado y despierta
a cada rato de un sacudón.
Mira a la mina de la contratapa,
cierra los ojos, otro empujón.
Durante el día hace ciudades
y luego las deja atrás.
Vuelve a sus noches de chapa y madera
limpiando sueños con aguarrás,
tapándoles grietas y filtraciones
con sus tal veces, con sus quizás.
Del odio hace ladrillos mientras
se va quedando dormido,
y con el barro de su soledad
la mezcla y el enduido.
Levanta una casa en su corazón
y un patio sobre su ombligo.
Bajó del norte hace diez años
pa ahorrar y volverse a ir
y como un dios se quedó haciendo un mundo
en el que nunca podrá vivir,
y con los restos del amor ajeno
un cielo roto donde dormir.
Acurrucada dentro del pecho
como un perro en un rincón,
se descarrila con unas cervezas,
muestra los dientes y el hormigón,
su almita sin revocar le sostiene
el techo a cumbia, rabia y cartón.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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9. |
El Juan y la Normita
05:02
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|||
Los años ya no pasan,
nomás se despedazan
arriba del mantel.
Y un trapo humedecido
esparce lo perdido
con las miguitas del pan y la fe.
Sus antiguas promesas
se entibian en la mesa
al lado de las tostadas y el té.
El tiempo ya no engaña,
son la misma maraña
el antes y el después.
No hay un hilo ni un río,
solo un enorme lío
donde se mezclan juventud y vejez.
Un lento, extraño hechizo
de lágrimas y guisos,
de planes imprecisos,
sutil como un tal vez.
Hoy todo su pasado
se les vuelve futuro entre los pies.
El Juan y la Normita
quisieron querer de una sola vez cada vez;
no hay sueño sin un precio en su revés.
Los días se parecen
desde que se amanecen
hasta el anochecer.
La vida fue un urgente
delirio intermitente
que aprendieron a comprar y vender.
Y esa vieja tristeza
del vino y la pobreza
se va a dormir a la hora de comer.
De todo lo que pasa
algo queda en la casa
y no se sabe qué.
Un mundo detenido,
del techo suspendido,
respira entre la cama y el café.
Entre siestas urdido,
su amor no ha envejecido,
nomás se ha adormecido
lo mismo que un bebé.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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10. |
Gatito porteño
01:53
|
|||
Voy y vengo, vengo y voy,
de acá pa allí, de allá pa acá.
Colectivo, subte y tren,
nunca termino de llegar.
Quisiera guardar mi alma
en el bolso y sacarla al bajar,
pero pa matar la espera
ella va y viene viene y va.
Desde un sueño a otro
como en una estúpida danza,
con un bombo en el reloj,
al ritmo de la esperanza.
Y hay quien sacando boleto
sin razones se queda,
pero baja en un quiosquito
y se compra una fe nueva.
Siempre voy hablando con alguien
aunque ande callado,
desde al barrio al centro
como del futuro al pasado.
Cada porteño se hace
su propia sabiduría
pa amasar en soledad
ese pan de su alegría.
Todos se cruzan, se miran,
se imaginan, se sienten,
pero llegan a Retiro,
se bajan y se pierden.
Y al que se distrae
le roban sus ansias en la calle,
por suerte hay futuros en oferta
pa cualquier talle.
|
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11. |
El Pope
04:18
|
|||
Hasta las seis de la tarde
el Pope es electricista
y va acumulando en alta tensión
una canción
que sacuda a sus murguistas.
Sus manos dejan los cables
y quieren ser arbolitos
pa' poder quemar sus hojas al sol
sin preguntar
pa' quién es el laburito.
El Pope lleva en su bolso
el llanto que no ha llorado,
un mp3, un poco de paz,
papeles, tornillos y cables pelados.
Y con pinzas, alicates,
y mucha cinta aisladora
a sus murgueros les conecta el alma
y vuelven a tener luz un par de horas.
A marcha camión el viento
que le agita las tristezas,
y su murga es un pedazo de pan,
un corazón
latiendo sobre la mesa.
Pero el ensayo termina;
cada cual con su barquito,
en este río que lleva sueños
a ningún mar
vuelve a hundirse de a poquito.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
|
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12. |
Elvi
07:33
|
|||
De Paraguay se vino sin que le importara mucho la razón,
ya estaban sus hermanos y ella no necesitó otra explicación.
Trabaja fabricando adornos para navidad
pero Elvi no está en una parte u otra, su vida transcurre en la mitad.
Lleva una carterita con un tren perdido sin una estación
que carga a ningún lado un hogar, un celular, una nación,
y toda amontonada en un bolsillo lateral
su vida entera junto a un espejito roto,
un delineador, unas monedas y un lápiz labial.
Su novio que es diseñador le insiste con lo de una profesión,
ella vuelve cansada y quiere mimos y un poco de diversión.
El le habla de su independencia y su realización
y ella con una mano va desabrochándole el botón
de la bragueta y con la otra va dejándole bien clara su opinión.
Arma y desarma pelotitas de colores,
argumentos y planetas
y se le ensucia la jeta
con brillantina berreta
pero ella vuelve sonriente en bicicleta
por Corrientes
con su frente reluciente.
Y es que al sur de la mañana,
al este de una sensación,
al norte de sus ojos
construyó su máquina de hacer
países con escobillones y silencios,
con cebollas, con inciensos,
con arroz y detergente.
Y como él no tiene más espacio
ella descuelga su amor del tender
y lo guarda en un rincón
de su bolso marrón,
en la inabarcable región
entre la tristeza, el jabón,
la remerita, la alegría, el camisón.
Entre la sábana, el colchón,
entre el Once y Constitución,
la cocinita y el balcón,
entre el domingo y el patrón,
la fábrica y su habitación,
nadie sabe la dirección
donde vive su corazón
sin documentación.
El le dice que estudie pa' que pueda salir de su situación.
Ella contesta con una siestita y un buen polvo en el sillón;
le alcanza con sus bienes y sus males
y sus puntos cardinales
y es inútil discutir con un porteño calentón.
No está dentro e su mente pero tampoco está en frente aquel taller
adonde va encastrando las piecitas del mañana y el ayer,
ahí fabrica sus historias como puede
y cuando ya no puede
arma un paquetito lleno de palabras
y se va tras otro modo de querer.
Y duerme un par de noches en lo de un hermano dele repetir
que esta relación es un delirio y que ya no puede seguir,
pero a los pocos días vuelve a desarmar sus pensamientos,
regresa al departamento
imaginando aquel momento
y cocina, limpia y canta esperando a que llegue Vladimir.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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||||
13. |
Lidia
06:06
|
|||
No es el tiempo, no es la gente, no es la vida
de este país moderno que a los jubilados olvida.
No está vieja, ni chicata, no está sola,
no es el miedo a la calle, la comodidad, no es la hora.
No es que crea, que este mundo ha cambiado
tanto que la moral y la fe lo hayan abandonado.
No es que odie al quiosquero que es coreano
porque ya no está más el viejo charlatán que era tano.
Lidia sabe bien que son excusas
pero no es pa' todo el mundo la verdad,
afuera la reclama su gente
pero ella prefiere estar en soledad.
Porque ahí la está esperando Arturo
con su mejor traje para ir a pasear,
desde Salto a su primera escuela,
de Luján en tren hasta la capital.
Desde Chilavert a Villa Crespo
y de la mano por el centro a caminar,
y después de tomarse unas copas
y decirse "te amo" en la mesa de un bar,
noche adentro van buscando el día
y amanecen acunados por un vals.
¿Para qué buscar el mundo afuera
si la vida cabe en su sala de estar?
No es el reuma, ni los años que la acosan,
ni el gobierno, ni los piqueteros que todo destrozan.
No es el barrio, que se ha vuelto peligroso,
no como en aquel tiempo feliz cuando vivía su esposo.
No es que crea que los chicos de estos días
vivan para drogarse y robarle a abuelitas y tías.
No es que tenga un achaque por semana,
es que no hay otro tema para conversar con su hermana.
(Letra y Música: Lucho Guedes)
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14. |
Mariela
04:28
|
|||
Le duele la cabeza
y se siente cansada,
desayuna con un migral,
vuelve a acostarse y se despierta re malhumorada.
Se va al supermercado
y en la verdulería
la música, el carrito, el olor
y los colores le devuelven la alegría.
En la tintorería deja su alma en una bolsa
porque sabe que después
se lleva otra tan limpia y perfumada
que parece que la usara por primera vez.
Siente que se marea, de vuelta la contractura,
una pastilla y a cagar.
"¡Toy harta de los médicos, la kinesiología,
pasa un mes y vuelvo a estar igual!".
Después de ir al gimnasio
y buscar a los hijos
se olvida la tristeza en el baúl del auto
y lleva puesto un corazón prolijo.
De la peluquería,
espléndida y radiante,
al bar, un lemon pie y un brownie
pero un cafecito chico con edulcorante.
Mariela tiene todo preparado,
llega Víctor y se sientan a comer.
Está cansado, no quiere hablar del trabajo
y con los chicos se va a jugar a la play.
Ella lo espera mirando la tele,
el llega , cambia y pone una peli de acción.
Ella se lleva un postre diet a la cama y hojea revistas de decoración:
"Mirá que lindo quedaría en la salita este sillón" ...
"Estás en otra gordo, no me prestás atención".
(Letra y Música: Lucho Guedes)
|
Lucho Guedes Buenos Aires, Argentina
Desde el Romancero en el XV a la canción contemporánea, la lírica no ha dejado de explorar en las posibilidades de contar historias cotidianas. De las maneras más disímiles, aunque siempre tratando de dosificar lo narrativo y que no haga sombra a lo lírico; es decir, de no desdibujar el uso de la palabra que las tradiciones reconocen como poesía. Lucho Guedes toma el camino inverso: ... more
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